A Jaume Costa lo que le importaba de vedad tras marcar un golazo en Coruña era que su compañero Asenjo supiera que el equipo está con él. Buscó la camiseta en el banquillo y dedicó su gol al guardameta lesionado por tercera vez en su carrera de los ligamentos. Un gesto encomiable, más allá de la tremenda vaselina desde fuera del área que se inventó.