Los niños de entre 4 y 13 años que hacen deporte mejoran su rendimiento escolar

José Manuel Comas
31/05/201817:35 h.La investigación ‘Rendimiento escolar y actividad física: un metaanálisis’ publicada en 2017 midió el impacto de diferentes tipos de ejercicio físico sobre el rendimiento escolar y analizó si el efecto del entrenamiento variaba en función de la materia académica. Aunque el beneficio de la actividad física resultó algo más elevado en la asignatura de matemáticas, la diferencia fue mínima respecto a otras como la de lengua y lectura. Por ello se concluye que el deporte beneficia al aprendizaje en todas las materias impartidas en el colegio desde Primaria hasta el Segundo Ciclo.
“El ejercicio aumenta el flujo sanguíneo cerebral, lo que incrementa el suministro de oxígeno y nutrientes. Además, promueve la formación de capilares sanguíneos; que se multipliquen las conexiones neuronales y una mayor disponibilidad de neurotransmisores”, revela Iván Cavero Redondo, uno de los autores del estudio y profesor de la Universidad Castilla-La Mancha. El investigador asegura que más allá de la neurobiología, el deporte incluye un importante componente social que mejora de forma ostensible la salud mental.
A pesar de los hallazgos, que evidencian una mejoría de las calificaciones en todas las materias como consecuencia directa del ejercicio físico, la mayoría de centros educativos no obran en consecuencia. Las escuelas conceden cada vez más tiempo a las actividades académicas tradicionales en detrimento de la asignatura de Educación Física. Cavero Redondo insiste en que a los alumnos que hacen deporte cuando salen del colegio les resulta luego más fácil concentrarse en las clases. Como consecuencia de ello sacan notas más altas que los estudiantes con estilos de vida sedentarios.
Según este estudio, publicado en la revista científica Pediatrics, el entrenamiento tuvo un mayor impacto en el rendimiento académico cuando se incorporó al día a día en el colegio que cuando se agregó como una actividad extracurricular. Para llevar a cabo los ensayos, los programas experimentales aumentaron el tiempo de actividad física de 10 a 60 minutos por día. Algunas veces los entrenamientos se realizaron durante el recreo, mientras que en otros casos la actividad adicional se logró con deportes después de la escuela o a través de descansos activos entre las lecciones escolares.
"Los colegios deben participar y priorizar el tiempo de movimiento activo para los niños tanto durante como después del día escolar", afirma Sara Benjamin Neelon, investigadora de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins en Baltimore. Lamenta que en edades tan tempranas, cuando el desarrollo físico es tan importante, los menores estén obligados a permanecer tanto tiempo sentados delante de sus pupitres sin apenas moverse.
Jordan Carlson, investigador del Hospital Children's Mercy en Kansas City, se expresa en la misma línea y explica que la actividad física ayuda a los niños a mejorar su comportamiento, la memoria e incluso la función cognitiva: "Tienen un impulso interno de estar físicamente activos. Inhibir esta necesidad durante su estancia en la escuela puede acarrearles problemas de conducta. A través del deporte se incrementa su nivel de atención durante las explicaciones del profesor y se reducen las interrupciones en el aula", subraya. Por otro lado, anima a los padres a que hablen con sus hijos, maestros y administradores sobre el enorme beneficio de asentar una actividad física regular en la escuela.
Según la OMS, el sedentarismo infantil ya es una epidemia que afecta a más del 80% de los adolescentes y el 85% de los niños no realiza el mínimo de actividad física recomendada por la propia organización.