Cristiano aprovechó sus horas libres para escaparse junto con madre, novia, hijo y amigos a Segovia. Llegaron sobre las dos de la tarde para comer en el Mesón Cándido. Abrió los ventanales para ver el acueducto, que le encantó, y comió cochinillo como plato principal. L llegada del portugués levantó una gran expectación y en los 15 metros que le separaban de su coche se paró a firmar autógrafos.