Courtois se reencontraba con la afición rojiblanca y una parte de ella le tenía preparada una "sorpresa". Nada más pisar el terreno de juego una pitada monumental dejaba claro que no era bienvenido, pero solo era el preludio de lo que estaba por llegar. Aunque eran de peluche, decenas de ratas invadieron la portería, el fondo sur se las lanzaba con ganas...