En el Jiu Jitsu, una vez que uno de los luchadores somete al otro mediante una luxación, éste debe golepar el suelo para indicar el juez que se ha rendido, perdiendo el combate. En esta ocasión, el orgullo o la tenacidad de este luchador le llevó a aguantar hasta el final sin dar la señal de 'rendido' por lo que su rival acabó completando la sumisión y partiéndole el brazo.