Alonso no da tregua
AS.COM/CUATRO
27/09/201012:23 h.La noche deja paso a la madrugada de Singapur cuando un muchacho de Asturias sonríe después de dejarse el alma entre los muros y provocar una revolución en un deporte de hombres que se juegan la vida en instantes infinitos. Y guiña el ojo derecho. Cosa de grandes. Fernando Alonso era feliz ayer, pero aún no ha terminado el trabajo. ¿Qué sentirá el campeón cuando gana? ¿Qué pasará por su cabeza en el momento de pasar primero por la línea de meta, cuando recibe el trofeo, al escuchar el himno español? La respuesta no se entiende a primera vista, labios apretados en señal de duda.
Finalmente responde rodeado de abrazos y felicitaciones, de manchas rojas que se acercan y se van: "Lo opuesto a cuando pierdo". Imaginen el resto. Ayer sintió lo mejor, sin duda, después de una carrera en el tapiz de un faquir, rodeado de cuchillos que se clavaban al menor fallo, delante de un genio que se podía colar delante al error más ínfimo, apretando las manos hasta el dolor en el volante. Así fue como el piloto español pudo con Sebastian Vettel, un mago con pinta de niño que acaba de salir del instituto al que sólo le falta la carpeta con fotos de sus ídolos, pero que es capaz de llevar a la taquicardia a un país entero, esa España que ayer miraba la noche de Singapur entre nervios y suspiros de alivio cuando salió el cartel de final en este thriller memorable.