Hace unos días el Papa admitió que hubo monjas que sufrieron abusos por parte de sacerdotes y obispos. Y ahora son ellas, las religiosas, las que agradecen públicamente el mensaje al Pontífice.
“Que un curita se acerque a una religiosa y te abrace por la espalda, te pone las manos por detrás y te hace caricias de arriba abajo”, ha contado una religiosa. Otra asegura que a ella le pegaron en España y en Chile. Así han narrado tres monjas chilenas los continuos abusos que sufrieron durante una década. Aplauden el mensaje del Papa y aseguran que lo sienten como un alivio.