En 1878 había muchos criminales y los investigadores creían que en la cara hay cosas que indicaban la conducta del individuo. Según unos criterios, se identificaban a los individuos como ladrones, asesinos o violadores. Cesare Lembroso fue el científico pionero de la época y lo que hizo fue fotografiar a prisioneros en muchas cárceles para obtener patrones de conducta de todas las razas y nacionalidades.