Iker Jiménez: "Que la humanidad, querido maestro, te recuerde por siempre"
cuatro.com
07/09/201503:00 h."Diez años estudiando el mensaje de Félix. El profundo, el que va más allá de los animales. El del vínculo, la conexión con la esencia. El auténtico misterio de la maravilla de la vida. El del entusiasmo por todo. El de la creatividad. El de la fuerza de voluntad. El de la necesidad de nadar contracorriente en búsqueda de los propios ideales. El de la curiosidad perpetua e insaciable. El de la más pura libertad individual.
Yo no sé, queridos amigos, si este programa será seguido y atendido por muchos. No sé si sentirán la emoción que yo he sentido palpitando a través de esta aventura. No sé si resultará interesante, si pasará sin pena ni gloria, si incluso llegará a iluminar y dar impulso a otros. Ese sería mi deseo, ese contagiar del entusiasmo, en ‘teos’, esa palabra que proviene de algo que significa cerca de la divinidad, de lo elevado. Ese virus benigno que nos transforma y fue bandera de Félix Rodríguez de la Fuente, nuestro último héroe. Y es que los héroes de la antigüedad eran seres semidivinos, que nos maravillaban con un resplandor. Eran mensajeros de lo otro. Sabían de los secretos de la vida y la muerte, de lo profundo, de lo que de verdad importa. Eran seres que nos cambiaban con su luz, que nos hacían mejores con su ejemplo, que nos impulsaban a lo alto.
Solo he pretendido hacer caso de algo que era como una luz interior. Enérgica, decidida que me obligaba casi a contarles a ustedes todo esto. A contarles que había uno, como un caballero andante, que llevaba una cámara y amaba a los animales y a la vida, y que dio la suya para contarlos la maravilla que significa la nuestra. Esa vida que pocas veces consideramos lo que de verdad es, un enorme y quizá irrepetible regalo.
Gracias, Félix. Por todo lo que nos das. Por la conciencia que insertaste en nuestra alma, que siga soteando los cielos de tu páramo. Que las noches y el manto del cosmos infinito te cubran, que los aullidos de los lobos te mezcan en la madrugada, que el águila te de sombra con su vuelo libre. Y que la humanidad, querido maestro, te recuerde por siempre".