"No creo en estas cosas porque todas las que han sido analizadas siempre ha habido una explicación lógica. Recorriendo los pasillos, en un momento dado, escuché un ruido a mi espalda, y reconozco que en ese momento se me erizaron los pelos de la nuca. No es que tengas miedo, pero racionalizas y puedes pensar lo que te dé la gana de ese ruido", ha explicado José Manuel Nieves sobre su experiencia en su aislamiento en el edificio abandonado.