Sarah Winchester construyó una casa marcada por el dinero de sangre, algo que traumatizó a su dueña. Sarah pensaba que esta casa iba a estar marcada por los fantasmas que pasearían por toda ella aterrando a quien se encontraran por su camino. Es por eso, que la americana decidió construir su casa como si fuera un laberinto: escaleras que no llevaban a ningún lado o ventanas falsas.