Ana llevaba tiempo sintiendo que su abuela materna a la que nunca conoció se le aparecía en sueños y parecía como si le estuviera llamando. Por eso, decidió acudir a la tumba de su abuela y ver el estado en el que se encontraba. Para sorpresa de la familia, la mujer se mantenía intacta, como si sólo estuviera durmiendo tras 70 años muerta. A raíz de esto ella y su madre dejaron de soñar con la mujer incorrupta.