Esos objetos que nos negamos a tirar y que, un día, dejamos olvidados en un cajón, varios años después se convierten en tesoros y nos devuelven la felicidad. No por lo que valen, sino por los recuerdos que guardan. Bridget sabe mucho de esto, porque uno de esos objetos le ha devuelto, aunque sea unos segundos, a su madre.