En el madrileño barrio de Quintana, las asociaciones de padres están hartas de la publicidad de prostitución que se distribuye en la calle y está en muchísimos parabrisas de los coches. Dicen que los niños se la encuentran a la puerta de los colegios, la recogen y hasta la coleccionan y la cambian como si se tratara de cromos.
Para acabar con ella, se han organizado para retirarla y, en su lugar, poner carteles en los vehículos con el lema 'No acepto publicidad de prostitución'.