La frialdad de los terroristas horas antes de atentar en Cambrils
Impresiona la normalidad, la relajación, impresiona la sonrisa de Houssaine cuando ya sabía que su hermano había matado a 15 personas en Las Ramblas. Difícil de explicar verles comprando comida y bebida como si nada, cuando en su mente estaba provocar una masacre en Cambrils esa misma noche.
Las imágenes de esta gasolinera en la AP-7 forman el puzzle de ese día. Son sus últimas 9 horas.
A las 15,40 llega allí Mohamed Mychami. Hace unos minutos ha tenido un accidente con la furgoneta que había alquilado para atentar, mientras el otro conductor le pide los papeles y huye y llega a la gasolinera.
A las 18 horas llegan a la gasolinera en el Audi A3 su hermano Omar Hychami, Moussa Oukabir y Houssaine Abouyaaquob. El hermano del terrorista de Las Ramblas. Ya han puesto el plan B en marcha. Saben que ha habido una explosión en Alcanar y lo que ha pasado en Las Ramblas. Saben que hay un herido en Alcanar, que le pueden interrogar y destapar la célula. Son en estas horas cuando improvisan un nuevo atentado.
A las 20,55 vuelven, suponemos que con el plan cerrado en sus cabezas. Pero les vemos distendidos, bromeando con la cajera. Sólo Omar parece especialmente tenso. Compran cuatro mecheros y se vuelven a marchar. Ya están pensando en hacer el mayor daño posible con el coche y con armas blancas.
Porque su siguiente destino es una tienda donde compran varios cuchillos y un hacha.
Una hora más tarde mantienen la frialdad, la sangre fría. Lo que tienen pensado hacer no les quita ni el apetito. Saben que tienen muchas posibilidades de morir en las próximas horas, pero compran pan, tortillas y refrescos. Son casi las 22 horas.
De ahí se marchan a la masía abandonada. Ahí queman varios pasaportes y documentación y ultiman su plan en Cambrils, que ejecutarán alrededor de la 1 de la madrugada, asesinando a una mujer antes de ser abatidos.