La playa de Silva, en Gran Canaria, se ha convertido aparentemente en un lugar sin ley. Sin orden, repleta de tiendas de campaña, de coches, incluso lanchas. Y de familias que no tienen ninguna intención de marcharse. A pesar de que el ayuntamiento ha pedido que sea desalojada, las actas de la Policía han pasado de administración en administración sin que se haga efectiva la orden.