Juana, en paradero desconocido para no tener que entregar a sus hijos a su maltratador
Es muy difícil imaginar por lo que tiene que estar pasando Juana. Imposible ponernos en el lugar de una madre obligada a entregar a sus hijos al hombre que la maltrató. Aún más complicado es todo cuando ellos suplican no tener que volver con su padre.
Ella se había propuesto luchar hasta el final, y lo ha hecho, con uñas y dientes. Ha optado por no acudir al punto de encuentro donde el padre de los niños les esperaba. Hasta última hora se ha aferrado a una medida extraordinaria que finalmente no ha llegado.
Este es uno de esos casos en los que la justicia no parece tan justa, difíciles de explicar y de comprender.
Juana tiene que entregar a sus pequeños, de 5 y 11 años, a su padre, de nacionalidad italiana, con el que vivió en el país transalpino hasta 2009. Entonces se vino a España y le acusó de maltrato, y un juez le dio la razón. Pero ella decidió perdonar y volver con él, hasta 2016, cuando de nuevo, se vino a España con sus hijos.
El problema: que sacó a los pequeños del país sin el consentimiento de su padre, algo que va contra lo dispuesto en la Convención de La Haya.