La mafia escondida tras el ocio nocturno de Mallorca, a examen
David Pardo
08/03/201719:57 h.La trama da para una serie de varias temporadas, con corrupción policial, mordidas, drogas, prostitución, amenazas y hasta sospechas de homicidios. Bartolomé Cursach es el capo de la noche mallorquina. Dueño de numerosos restaurantes, gimnasios y las discotecas más conocidas de Mallorca como Pachá, Tito´s o BCM, Cursach lo tenía claro: para que su imperio de la noche siguiera creciendo, había que acabar con la competencia.
¿Cómo eliminaba los límites? Tenía a buena parte de la policía local de su parte. Los compraba o bien con dinero o bien con fiestas privadas en sus propios locales o en bares de alterne... Fiestas con barra libre de todo, de alcohol, de drogas, y de sexo. El precio por esas fiestas era claro: los policías tenían que machacar a la competencia con inspecciones continuas a los locales rivales, multas y hasta manipulaciones. En una grabación de cámaras de seguridad de un local extorsionado podemos ver como varios agentes entran en un local de la competencia de Cursach, uno de ellos esconde algo debajo de un asiento, sale y le dice algo a su compañero. Segundos después entra otro con un perro, que localiza, claro, un paquete de droga justo en ese asiento.
Ya se detuvo en 2015 a 9 agentes. A base de inspecciones, multas y sanciones, los empresarios acababan cerrando el negocio arruinados. Y el propio Cursach lo compraba a precio de saldo. El mecanismo perfecto para ampliar el imperio... de no ser porque varios empresarios y ex trabajadores de Cursach han roto el silencio de algo que era vox populi en Mallorca. El en el auto judicial se describe todo esto y mucho más. Él y su mano derecha están imputados por 16 delitos entre extorsión, amenazas, blanqueo, salud pública, organización criminal y corrupción de menores.