Todo fue idea de su padre, quien inscribió a su hija en un concurso de talentos. A Laura Pausini le horrorizaba la idea porque temía ser juzgada. Finalmente, terminó accediendo con la suerte de que un mánager estaba entre el público y le ofreció cantar el mítico “Marcos se ha marchado para no volver…” (‘La soledad’). Y de ahí, ¡al estrellato!