Javier Fernández tuvo unos comienzos muy duros, debido a que se marchó a Estados Unidos para seguir con su carrera como patinador. Allí sufrió episodios de depresión y, según ha confesado a Risto, no era feliz. Nikolai era su entrenador y guía durante todo este camino y se marcharon a Rusia para que el patinador siguiera entrenando. Enriqueta, la madre de Javier, no lo pasó nada bien durante todo ese tiempo: “Le daría las gracias y un ‘cogotazo’ a su primer entrenador por habérselo hecho pasar tan mal”.
