Carlos Suárez ha sobrevolado Los Mallos de Riglos a bordo de su paracaídas. Y, aunque ha confesado que ha habido un momento de tensión por una ligera brisa, ha senteniado que el salto ha sido un regalo porque "se había metido el sol y, de repente, ha vuelto a aparecer el atardecer el pleno vuelo. Ha sido precioso", le ha dicho a Jesús.