Con 32 años, esta madrileña sin suerte ha recibido a un avatar con esa chispa que a ella parecía faltarle. Al final la chispa se ha convertido en fogata y el avatar de Laura se ha despendolado al máximo. Varios gestos del producto han dejado descontenta a Laura, que no paraba de alucinar mientras intentaba retomar el control de su cita.