Rocío Ramos-Paúl se desplaza hasta la ciudad gaditana de Jerez de la Frontera para intentar orientar a una familia que vive continuos momentos de tensión y que no tiene tiempo de disfrutar de su tiempo libre. Miguel, el hijo menor, consigue que todos estén pendientes de él las 24 horas del día.
La madre no deja de perseguirle por miedo a que sufra un accidente. Para el pequeño todo se convierte en un juego y no puede mantenerse quieto: forcejea, pega, da patadas y lanza objetos a quien se interpone en su camino.
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Miguel un niño muy inquieto
Miguel sigue durmiendo con sus padres
Mónica y José Ángel persiguen a Miguel durante una hora
Miguel destroza su habitación
"No se convence a un niño hablando, sino con consecuencias"
Aprendemos a esperar cuando nos dicen: "ahora no"
Si los niños incumplen las normas tendrán menos tiempo de juego
Miguel duerme en su cama
Miguel agrede a sus padres y sus hermanas
Miguel pinta la mesa de su hermana con rotulador
Miguel comprende que hacer lo que dicen sus padres tiene premio
Miguel intenta llamar la atención con su mal comportamiento