El electricista confiesa el robo del Códice Calixtino
cuatro.com
05/07/201223:55 h.El electricista que durante 25 años trabajó en la Catedral compostelana Manuel F.C. ha confesado ante la Policía que cometió el hurto del Códice Calixtino, desaparecido hace justo un año y que el pasado miércoles fue hallado en un garaje de su propiedad en Milladoiro, en las proximidades de Santiago de Compostela.
Según han revelado fuentes próximas a la investigación, en el interrogatorio al que ha sido sometido Manuel F.C. por parte de agentes de la Brigada de Patrimonio de Madrid, la actitud de éste "ha cambiado y está colaborando". El interrogatorio se lleva a cabo en dependencias de la Comisaría de Santiago de Compostela.
Según las fuentes consultadas, el principal imputado por la desaparición del Códice, así como de otras piezas sustraídas de la Catedral y sospechoso de haber robado dinero de los cepillos del templo "ha declarado de muchas cosas".
La confesión de este extrabajador de la Catedral se produce horas antes de que este viernes, en torno a las 9.30 horas, pase a disposición judicial, junto con su mujer y su hijo, que también permanecen arrestados. Por su parte, la novia del hijo del principal sospechoso quedó en libertad con cargos, pero también prestará declaración ante el juez José Antonio Vázquez Taín.
Hasta ahora, en silencio
Manuel F.C., que fue detenido el pasado martes junto a su mujer, su hijo y la novia de éste, no había colaborado hasta ahora con las pesquisas policiales y se había limitado a responder a las preguntas con un: "no sé, no me acuerdo", tal y como había revelado esta jueves el comisario jefe de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta de la Policía (UDEV), Serafín Castro.
La Policía comenzó a vigilar desde el pasado mes de enero a este electricista que había sido despedido de la Catedral, después de que en una conversación informal con un agente que le apuntó la posibilidad de que esta joya bibliográfica hubiese sido quemada, se delató al responder: "No, no, no, no está quemado".
"Le traicionó el subconsciente", dijo el jefe de la UDEV en una rueda de prensa, en la que también ha desvelado que fue a partir de este momento cuando la Policía comenzó a tener "más sospechas" de que el exelectricista podría ser el autor del robo. Los agentes trabajan con la hipótesis de que actuó movido por la "venganza".
Además, las sospechas de la Policía sobre él aumentaron al tener conocimiento la Policía más adelante de que había estado intentando comprar un piso por valor de 300.000 euros. Todo ello llevó a que la Policía solicitara la autorización judicial para proceder al registro de sus propiedades, "con la plena convicción de que el Códice lo tenía él".
Otra de las pruebas que les hicieron dirigir sus sospechas hacia el acusado fue una grabación de la semana en la que fue denunciada la desaparición del Códice y en la que se podía apreciar la figura de Manuel F.C. saliendo de la Catedral, escondiendo algo bajo su chaqueta.
Preguntado por el conocimiento que tendrían el resto de detenidos --su mujer y su hijo-- sobre las actividades que habría estado llevando a cabo el exelectricista, Castro ha reconocido que entiende que, al guardar el dinero y los objetos sustraídos en su domicilio, lo lógico es que fueran conscientes. "Yo entiendo que si yo tengo algo en mi casa, como esa cantidad de dinero, mi mujer o me echa de casa o algo tiene que saber. De cualquier forma eso lo tendrá que valorar el juez", ha señalado.
El ex electricista, su mujer, su hijo y la novia de su hijo, detenida este miércoles pero ya en libertad con cargos, no son, sin embargo, las únicas personas que han sido detenidas desde que se iniciaran las investigaciones justo hace un año cuando fue denunciada la desaparición de la obra.
Según ha explicado Castro, antes de comenzar a investigar a Manuel, la Policía llevó a cabo la detención y el registro de la propiedad de un hombre, después de que él mismo se entregara y asegurara en varias ocasiones que tenía el Códice en su poder. No obstante, tras registrar su domicilio y no hallar el libro, los agentes llegaron a la conclusión de que él no era el verdadero ladrón, sino que "estaba tan obsesionado con el Códice que pensaba que alguien se lo había escondido en casa".