Viven en una quincena de contenedores abandonados. Sin agua ni las mínimas condiciones higiénicas. Se duchan con garrafas de agua. Son más de un centenar de subsaharianos querían trabajar en la temporada de la fruta pero sin papeles no hay trabajo para ellos. Dentro de antiguas cámaras frigoríficas solo tienen colchones viejos mantas y bicicletas con las que viajan al pueblo más cercano.