Junto a los fogones el salto base se había convertido en la gran pasión de su vida."Soy un enamorado de los espacios abiertos, de la naturaleza en estado salvaje, del deporte, del riesgo, de vivir sensaciones". Y con esa filosofía Darío Barrio se atrevió a sobrevolar el salto del Ángel en Venezuela, o los fiordos noruegos.