Más de 20.000 personas se agolpaban nerviosas en la estación de tren de Budapest, ansiosos por coger un tren. Impresiona ver a los refugiados hacinándose en el único convoy que ha salido rumbo a Austria pero que no ha llegado a cruzar la frontera porque a 40 kilómetros de la capital húngara la policía les ha obligado a bajar para trasladarlos a un campo de refugiados. Algunos se negaban. Un hombre se ha lanzado con su mujer y su bebé a las vías. Desesperados al ver que su pesadilla no tiene fin.