El Gobierno venezolano condena el ataque contra la Embajada de España en Caracas

"En una repudiable acción grupos violentos atacaron con artefactos incendiarios la sede de la Embajada de España en Caracas (...) Nuestro Gobierno expresa su plena solidaridad con el pueblo, el embajador y los funcionarios diplomáticos del Reino de España", ha escrito en su cuenta oficial de la red social Twitter.

A modo de justificación, el jefe de la diplomacia ha explicado que la Embajada española "se encuentra en una zona de Caracas que ha sido asediada durante 120 días por grupos violentos de la derecha venezolana".

Arreza ha revelado que el presidente, Nicolás Maduro, "ha ordenado una inmediata y exhaustiva investigación policial que ya se encuentra en curso". "Aseguramos al pueblo y Gobierno de España que los responsables serán llevados ante la justicia. Juntos derrotaremos el terrorismo y la violencia", ha afirmado.

A este respecto, ha recordado que "ya en 2003 la Embajada de España fue víctima de un ataque terrorista con explosivos y los responsables recibieron asilo en Estados Unidos" y ha confiado en que "ningún Gobierno otorgue asilo o protección cuando los autores intelectuales y materiales sean identificados y capturados".

El Ministerio de Exteriores español ha confirmado que la misión diplomática en Caracas fue atacada el jueves con cócteles molotov. Según fuentes consultadas por Europa Press, el embajador, Jesús Silva, ha calificado el incidente como "menor" ya que solo uno de los artefactos llegó a explotar y lo hizo "sin daños ni heridos".

Este incidente se enmarca en la ola de violencia que vive Venezuela desde el pasado mes de abril, cuando se reactivaron las manifestaciones contra el Gobierno de Maduro y la represión de las mismas. Más de cien personas han muerto y miles han resultado heridas y han sido detenidas desde entonces.

El Ejecutivo de Mariano Rajoy ha anunciado que no reconocerá la Asamblea Constituyente que ha impulsado Maduro con el objetivo de devolver la paz social a la nación caribeña. La Unión Europea y la mayoría de los países de la región también se han negado a reconocer la futura cámara.