La Fiscalía surcoreana imputará mañana a Choi Soon Sil, confidente de la presidenta del país

La imputación irá acompañada de una evaluación preliminar sobre la implicación de la propia presidenta en el caso tras los resultados del informe inicial sobre el caso, según informa la agencia oficial de noticias surcoreana, Yonhap.

Junto a Choi también serán imputados dos ex secretarios de la presidenta, An Chong Bum y Jeong Ho Seong, de acuerdo con la agencia.

Choi, hija de Choi Tae Min, fallecido mentor de la dirigente surcoreana, está bajo investigación por emplear supuestamente su enigmática relación con Park para apropiarse de millones de dólares de varios conglomerados surcoreanos -- los conocidos como 'chaebol', como Samsung o Hyundai -- y desviarlos a dos ONG bajo su control.

MANIFESTACIÓN MASIVA

Cientos de miles de manifestantes han salido este sábado a las calles de Seúl por cuarto fin de semana consecutivo para protestar contra la presidenta surcoreana.

En la marcha de este sábado han participado al menos 155.000 personas, según la Policía; 500.000 según los convocantes, lejos del millón de asistentes de la manifestación del pasado sábado, aunque en este caso las organizaciones de la sociedad civil han convocado concentraciones no solo en Seúl, sino también en otras ciudades del país.

Además, este sábado se han sumado a las movilizaciones los estudiantes de secundaria, una vez terminados los exámenes. Muchos de los participantes portaban velas, con lo que la instantánea de la marcha tiene un gran impacto visual.

La nota discordante ha sido la de una concentración de partidarios de Park a poca distancia de la manifestación contra la presidenta. "Dieciséis millones de personas votaron por esta presidenta. No tiene sentido pedir su dimisión", ha argumentado uno de los participantes en la concentración conservadora, Geum Sang Chul, de 78 años.

En la contramanifestación han participado unas 11.000 personas, según la Policía. "No podemos rendirnos a los partidarios de Corea del Norte", ha añadido Geum con un argumento utilizado frecuentemente por el sector más conservador de la política surcoreana para atacar a las corrientes más progresistas.