Belgrado y Pristina concluyen el último escollo para abrir el Puente de Mitrovica en enero de 2017

El puente de Mitrovica, que cruza el río Ibar en el norte de Kosovo, que concentra a la minoría serbia de Kosovo y donde se registraron violentos enfrentamientos en junio de 2014 por su bloqueo, ha sido un símbolo de la división étnica en Kosovo.

Ambas partes han acordado que el permiso de construcción pendiente se emitirá y la revitalización del puente y sus alrededores comenzará el 14 de agosto. El puente, que será abierto para peatones y vehículos en ambas direcciones en línea con las recomendaciones técnicas y diseño acordadas por ambas partes en junio de 2015, se abrirá para todos los tráficos el 20 de enero de 2017.

En paralelo a las obras en el puente, el municipio de Mitrovica Norte rehabilitará la calle principal --King Petar Street-- para peatonizarla.

"Ahora que la aplicación plena (del acuerdo) está a la vista, el puente de Mitrovica se convertirá en un símbolo de la normalización de las relaciones entre los serbokosovares, los albanokosovares y otras comunidades", ha celebrado el Servicio Europeo de Acción Exterior que dirige Federica Mogherini, en un comunicado, en el que se ha mostrado convencida de que las obras para mejorar el puente y la calle principal de la zona contribuirán "enormemente" a promover los contactos y el entendimiento entre norte y sur.

La UE ha celebrado el paso dado para aplicar plenamente el acuerdo sobre el puente de Mitrovica y ha instado a ambas partes a avanzar en el resto de puntos pendientes del acuerdo que medió entre ambas partes para normalizar sus relaciones, especialmente para poner en marcha la comunidad de municipios serbios y en materia de energía y telecomunicaciones.

Belgrado y Prístina concluyeron en abril de 2013 un acuerdo histórico mediado por la UE para normalizar sus relaciones. El acuerdo contemplaba crear una comunidad de municipalidades de la mayoría serbia en Kosovo con algunas competencias y Belgrado aceptó a cambio eliminar las estructuras policiales y judiciales paralelas en el norte de Kosovo, de mayoría serbia e integrarlas dentro de las estructuras kosovares para normalizar sus relaciones a cambio de cierta autonomía para los serbokosovares del norte.

Ambas partes, que ya han intercambiado diplomáticos como parte del acuerdo para normalizar sus relaciones, se comprometieron entre otros puntos no bloquear ni instar a otros a bloquear los progresos de la otra parte en sus respectivos caminos hacia la UE, pero no en las organizaciones internacionales como contemplaba el borrador anterior inicial y que fue rechazado por Belgrado, que está en contra de la entrada de Kosovo en organismos internacionales como la ONU porque sigue sin reconocer su independencia.