"Es obvio que las señoritas están en su derecho de alardear de ser putas, libres, bolleras o lo que quieran ser, pero esa conducta realizada en el altar, espacio sagrado para los católicos, implica un ánimo evidente de ofender". Con estas palabras se ha opuesto la fiscal al recurso de Rita Maestre, la concejala madrileña condenada a 4.320 euros por un delito contra los sentimientos religiosos.