Una mujer y sus dos hijas han recibido este martes la noticia de que se paralizaba el desahucio en Valencia. Abrazos, alegría tras la desesperación que ha durado tres años. Ahora respiran con alivio por la posibilidad de poder permanecer en el piso, que pasa a ser propiedad del banco, pagando un alquiler social. Su alternativa era volver al pueblo que abandonó para librarse de su maltratador.