Aplausos y gritos de “no tenemos miedo” han recibido a los miembros de la Mesa del Parlament a su salida del Tribunal Supremo, después de que el Alto Tribunal suspendiera las declaraciones hasta el 9 de noviembre a petición de los abogados. La presidenta, Carme Forcadell, que ha salido saludando y enviando besos a las personas que estaban esperándoles, y los miembros de la Mesa del Parlament estarán bajo vigilancia policial hasta el día que declaren en el Supremo, por decisión del magistrado Pablo Llerena.