Las caídas antológicas de los famosos

Retorciendo palabras de amor estaba Alaska cuando lo que se le retorció de verdad fue su cuerpo. Escenarios convertidos en territoio enemigo por una tarta que complica la vida a Kate Perry, porque la capa de Superwoman le sale defectuosa a Madonna o porque ese engranaje lleva a Pink a donde no quiere ir. A veces la culpa es de la coreografía y en eso Lady Gaga es la especialista. La emoción del directo lleva a Beyonce a lanzarse a la piscina humana y le sale de cine, no como a Yosi, de Los Suaves. El gesto rockero de comunión con sus fans es un divorcio en toda regla. Nadie echa los brazos para cogerle y acaba en el suelo.