El Museo Nacional Reina Sofía explora la crítica al colonialismo sudáfricano en la obra de William Kentridge

Así, la muestra plantea que el trabajo escénico de Kentridge (Johanesburgo 1955), galardonado con el Premio Princesa de Asturias de las Artes 2017, no se puede entender como un discurso en paralelo al plástico. Se trata "de una misma esencia" que encuentra manifestaciones distintas que "se retroalimentan continuamente", según ha explicado el artista en rueda de prensa, a la que también han asistido el director del Museo, Manuel Borja-Villel y la comisaria de la exposición, Soledad Liaño.

"Es la primera exposición que genera el paralelismo entre los tres mundos en mi obra", ha señalado para explicar que mientras trabajaba se daba cuenta de que "había dibujos que aparecían de sus creaciones teatrales, y obras de teatros que se le ocurrían mientras dibujaba".

Así, se encuentran los diferentes materiales surgidos tanto en el proceso de creación como los que finalmente son empleados en las escenografías (dibujos, maquetas de escenas, pósteres, marionetas o vestuario) que se exhiben junto con las grabaciones de sus óperas y obras de teatro, y de algunas de las películas que las vertebran como 'Right inti her arms', 'Lulú' o 'Ubú cuenta la verdad', entre otras.

De este modo, la muestra se basa en tres obras de teatro y cuatro óperas, realizadas por el artista, una selección que evidencia tres constantes: todas las piezas constan de un solo protagonista que envuelto en un régimen que muestra las lacras de la tiranía; todas las historias son un drama pero contado de una manera irónica y recurriendo al humor "grotesco"; y todas las obras parten de contextos europeos "pero están situadas en África", según ha explicado Liaño.

En este contexto, ha precisado que la mayoría de dibujos que realizó para una de sus obras de teatro, 'Woyzeck', son paisajes de la estepa de Johannesburgo minada de pozos de extracción, conducciones y restos de fuego, un paisaje "distópico" y un motivo "recurrente" en su obra, que contradice el imaginario europeo "del mundo inexplorado e idílico asociado al momento colonial".

Por su parte, Borja-Villel ha señalado que Kentridge ha sido capaz de generar "un lenguaje propio" para "una realidad que es distinta y desconocida" que "no se puede averiguar con los materiales que la sociedad occidental tiene a mano".

"Su obra siempre tiene un elemento de conciencia y autocrítica como artista blanco que, con relaciones europeas, vive en un continente negro", ha apuntado. Otra de las características que ha destacado es su capacidad de "reflejar la violencia de un país", a través de "un elemento grotesco y humorístico" como es el personaje de "Ubú".

Por último, ha destacado la faceta cineasta de Kentridge al realizar "películas que exigen mucho trabajo" con un elemento de "anacronismo" puesto que se trata de un "cine pre-industria que hace referenica a vanguardias históricas". "Este elemento anacrónico no es solo una etiqueta, es también algo que hace que el espectador tenga agencia", ha indicado.