Laura Higuero recupera las pinturas negras de Goya en 'El Ángel Negro': "Estuvieron años sin exponerse en el Prado"

"Es muy fuerte que antes no fuesen apreciadas", ha asegurado Higuero, al tiempo que ha señalado que, aunque Goya fue reconocido en su tiempo como pintor de la cámara de Carlos III y Carlos IV, en el caso de las 'Pinturas Negras', "sólo se les ha dado importancia cuando se ha empezado a estudiar a Goya".

La autora ha relatado que comenzó a interesarse por Goya cuando tenía diez años en diversas visitas al Museo del Prado con su abuelo, que le han inspirado ahora para escribir la novela. "Un día a una señora le dio una lipotimia y se desmayó delante de la pintura de 'Saturno devorando a su hijo' pero yo interpreté que había caído rendida ante el horror de la obra", ha relatado la autora.

La escena es recreada por la autora para el 'thriller' que comienza narrando el asesinato del profesor Esthepan Morales en la sala de las conocidas como 'Pinturas Negras' de la pinacoteca nacional frente al mismo cuadro del artista maño.

Así, la autora pone el foco en esta colección de pinturas que define como "macabras, violentas y grotescas" que Goya plasmó sobre las paredes de su casa de la Quinta del Sordo. "Lo que más me interesaba era qué se le debió pasar por la cabeza para estampar directamente el dolor y estar contemplándolo a diario", ha relatado la autora.

Al desarrollo de la trama asisten también personajes reales como Martínez Cubells, Alessandra Abad, Ada Adler o Jean Laurent que, a través del desarrollo de sus vidas, construyen la historia de una novela que además, "mantiene la teoría de que la decimoquinta pintura sí existe", según ha asegurado Higuero.

La realidad de estos personajes se entremezcla durante la novela con una historia que, según la autora "poco tuvo que ver con sus vidas" pero que "tiene una base histórica muy bien documentada", con lo que ella ha intentado "construir una ficción a través de esa realidad", según ha explicado.

Así, la autora presenta al restaurador Salvador Martínez Cubells, encargado de pasar las pinturas de la pared de casa de Goya a lienzo mediante la técnica del 'strappo', a Ada Adler, actual experta en Goya del Museo del Prado que ayuda al inspector protagonista a resolver el asesinato o a Alessandra Abad, que se entera en 1873 de que se van a trasladar las pinturas e intenta recuperarlas.

Asimismo, Higuero recupera la figura de Émile d'Erlanger, un banquero francés que se interesó por las pinturas e intentó subastarlas en la Exposición Universal de París de 1878 sin éxito. D'Erlanger también intentó en su momento, según la autora, vender las piezas al Louvre y cuando la institución no las aceptó, acabó donándolas al Museo del Prado.

Además, Higuero ha asegurado que en el caso de Alessandra, también ha querido rescatar la figura de una mujer "pionera", "muy ambiciosa" y "muy poderosa", algo que asegura era "insólito" en la Europa del siglo XIX y que ha hecho que sea más desconocida debido al "machismo preponderante que ha existido siempre en la sociedad".