Un grupo de 100 escolares españoles estaban justo en el momento del atentado en la famosa noria de cristal de Londres, el London Eye. La atracción se paralizó y estuvieron atrapados durante horas. Las llamadas con sus familias llegaron a ser angustiosas. Pero sin duda, en ese momento, era el lugar más seguro en el que estar, a 135 metros de altura del terror.