Sonriente, el líder ultraderechista y xenófobo, el holandés Geert Wilders, acudía a votar en La Haya. Son unas elecciones clave, termómetro europeo del sentimiento antiinmigración y el auge de la extrema derecha. Tras depositar su papeleta, el llamado Trump holandés se jactaba de haber llevado el debate a su terreno.