Los gritos, insultos y reproches hacen imposible la comunicación entre la pareja, tiene que comprender que así es inviable formar un auténtico hogar. Pilar les somete a la primera terapia: tendrán que formar un puzle, Mónica posee las instrucciones y Daniel tendrá que seguir sus órdenes. La emisora, Mónica no es clara, grita y el mensaje no llega. Dani es el receptor, pasivo desde el principio y no puede recibir bien el mensaje.