Tony está desesperado, no paran de llamarle al gimnasio para hacer pedidos a domicilio de comida china. Macu cree que ahí hay posibilidades de negocio y decide tomar los pedidos de la gente para mandarle la comida china. Lo que pasa es que ella es la que tiene que cocinarlo en casa y después lo tiene que envasar en el gimnasio. Pero los socios empiezan a quejarse porque huele todo a fritanga.