Cristina y Enrique tienen una casa de campo y un día se encontraron con la puerta rota y una orden de desahucio que no era para ellos. Les habían cambiado la cerradura pero, como no era muy férrea, unos ladrones aprovecharon para romperla y robarles sus objetos personales (un robo que estiman en un valor de 10.000 euros) La orden iba dirigida a la casa de al lado y, aunque los tribunales les han devuelto la propiedad de la casa, nadie les ha pagado por los daños ocasionados.