'Diario de' muestra lo que esconde el mercado ilegal de las obras de arte

El mercado ilegal de obras de arte es uno de los negocios más lucrativos que existen. En esta nueva entrega, Diario de descubre a un grupo de estafadores que intentan vender un Zurbarán ante notario y con dinero negro. Lo presentan como un auténtico Zurbarán, con certificado de autenticidad avalado por un experto y con la firma de una eminencia en el mundo del arte.

Mercedes Milá entrevista a este reputado especialista y le asegura que su firma ha sido falsificada y utilizada ilegalmente por esta trama de estafadores. El programa pone en conocimiento de la brigada de patrimonio histórico su información y confirman que es un grupo conocido y perseguido por otros delitos similares, al que están siguiendo la pista.

Diario de descubre que en el polígono Marconi, de Madrid, existe el tráfico de seres humanos. Una mujer vende a una prostituta de 20 años de edad por 4.000 euros. El programa consigue localizar a esta joven, que va a ser vendida, viviendo en una casa okupa entre escombros y basura. Mercedes Milá y su equipo descubren que la víctima es una chica con problemas psiquiátricos a la que estos desalmados tienen esclavizada.

Ángela y Miriam viven aterrorizadas por culpa de su vecino y aseguran que las amenaza, insulta y agrede. Un equipo del programa acompaña a estas dos mujeres durante varias noches para comprobar como actúa este vecino. La primera noche se presenta en la casa de Ángela y aporrea brutalmente la puerta, posteriormente se asoma a la ventana de la casa cuchillo en mano. El reportaje refleja el terror que estas dos mujeres sienten al tener que convivir con este vecino.

La pasada semana los trabajadores del hospital madrileño de La Princesa salieron a la calle en protesta por la inminente transformación del centro en un geriátrico especializado. Diario de ha seguido muy de cerca las reivindicaciones de médicos y pacientes y ha recibido unos vídeos del interior del hospital que demuestran las millonarias inversiones hechas en los últimos años y que supondrían un despilfarro de dinero si el centro se acabara transformando.