En 1960 se inauguró este centro de menores en San Llorenç Savall, que acogió a 200 niñas acogidas. Muchas de ellas hablan hoy del terror que sufrieron allí, desde maltrato físico por parte de las monjas, como los fenómenos paranormales que se sucedían todos los días. Paloma Navarrete ha acudido al lugar y ha detectado que este orfanato tiene una presencia, la de una monja.