La casa de la familia López explotó por una fuga de gas la noche de la gran nevada de 1962 en la ciudad condal. Huyeron hacia la floresta caminando pos las vías del tren hasta que en un determinado momento vieron que un hombre les advirtió que venía un tren. Consiguieron escapar de la vía pero no volvieron a ver al hombre que les avisó.