El padre Ángel llevaba algo en su mano izquierda, algo que estaba poniendo nervioso a Risto Mejide y que ha intentado que el padre suelte. Lamentándolo mucho, el sacerdote le ha dicho que no puede deshacerse de ello, porque ese objeto le da seguridad y le protege para que nada malo le suceda. “Realmente de lo que tengo que protegerme es de mí mismo porque en ocasiones digo cosas que no debo”.