Cuando El Chatarreo acogió a Batman (un buldog cuya dueña había muerto y que la familia no podía quedarse) se dio cuenta de que le pasaba algo. “Le veo muy abatido, apático, creo que está pasando por una depresión”, algo muy lógico cuando un perro pierde a su amo. Pero, afortunadamente, una vez rehabilitado por una especialista, el pequeño Batman ya tiene un nuevo hogar.