Una familia de Perdidos en la tribu tiene que tomar una difícil decisión

“Perdidos en la tribu” llega al ecuador de esta temporada con una importante decisión familiar como protagonista de este próximo programa, que Cuatro emite el día 16 de mayo a partir de las 22.30 horas. La familia San Sebastián se encuentra al límite de sus fuerzas y es hora de decidir si continuar en el programa o regresar a casa. Los Merino, en el Amazonas, se enfrentan a uno de los aspectos vitales para todo shiwiar: el manejo de la canoa, algo más que un medio de transporte para ellos y un elemento vital para que la tribu pueda considerar a la familia completamente adaptada a ellos. Por su parte, la nueva familia, los Navarro, afrontan sus primeros días de convivencia en el poblado suri y descubren que el cabeza de familia, Jose, se adapta sorprendentemente mucho más rápido de lo esperado.

La familia San Sebastián sufre cada día más en la tribu. Comienzan a dejar de disfrutar de su estancia con los Tamberma y demuestran no estar preparados para soportar las duras condiciones climáticas y naturales de una tribu como la de Togo. Y la tribu sufre con ellos. Tendrán que tomar en familia una difícil decisión: continuar con la aventura o abandonar. Es una decisión muy personal y es importante pensar con calma para no precipitarse. Llegó el momento de hablar en familia, de escuchar opiniones, de sopesar los pros y los contras…

En el Amazonas, llega el momento de que los Merino afronten algo realmente vital para los Shiwiar: saber manejar una canoa. La tribu no puede sobrevivir sin ella. Es la que les lleva a buscar la comida, la que los aleja de las zonas más peligrosas … por lo que no sólo supone un medio de transporte sino una herramienta esencial para su supervivencia. Los hombres de la familia comienzan entonces a practicar con la canoa, conscientes de que nunca llegarán a ser aceptados por la tribu si durante su estancia no lo consiguen. Además, los dos hijos de los Merino tendrán que volver a ir a por comida. Hasta ahora sus salidas no han sido demasiado fructíferas y en esta ocasión han tenido algo más de suerte, aunque ellos no están tan de acuerdo. Han podido coger algunos gusanos, un manjar para los shiwiar pero no para el paladar occidental, lo que genera un divertidísimo momento tanto para unos como para otros. Por su parte, Marisol tiene que volver a recoger yuca para cumplir su castigo, ya que en la ocasión anterior su actitud no fue la más acertada y la tribu le reprendió recordándole que tendría que volver a hacer la actividad adecuadamente. Por otro lago, en el Amazonas, después de las lluvias siempre llegan los mosquitos, algo a lo que los Merino no están acostumbrados y que sufren con impaciencia después de los primeros picores. Además, la comida de la selva está empezando a afectar al estómago de Juan Carlos, al que cada vez le resulta más difícil adecuarse a la gastronomía local de los shiwiar.

Por su parte, la familia Navarro afronta a sus primeros días de convivencia con los suri. Después de conocer la forma básica de vida de la tribu, la nueva familia aprenderá los primeros secretos de la cocina local y las mujeres descubrirán dónde y cómo hacer sus necesidades en la tribu. Además, serán testigos de una de las tradiciones que más horrorizó a los Berhanyer en sus primeros días de convivencia: la purificación a través de la expulsión del líquido ingerido anteriormente. Pese a las diferencias entre unos y otros, hay un miembro de la nueva familia que sorprende gratamente a toda la tribu desde el primer momento: Jose, el padre de familia, comienza a adaptarse mucho más rápidamente que su esposa y sus hijos, lo que genera los primeros conflictos familiares. Mientras los suri se muestran completamente satisfechos ante la actitud de Jose, para su familia resulta algo frustrante esa doble velocidad de adaptación.

Además, en este capítulo Raquel Sánchez Silva entrevista a los Berhanyer, que hacen balance de su estancia en la tribu suri y dan las claves de su abandono en el programa. Por su parte, Perdidos en la tribu les tendrá preparada una sorpresa que nunca habían imaginado recibir.